Titouan Lamazou
Son las dos de la mañana. El camión de la basura empieza su recorrido por Atocha.
Se para delante de la estación. Un cubo mal colocado en el volquete cae reventado desparramando por la acera su contenido de mochilas rasgadas, zapatillas desparejadas mezcladas con restos de comida.El camión enfila la avenida del Prado sin detenerse. Los museos no generan más que papel.
Sube por la Gran Vía donde preservativos se mezclan con jeringuillas enganchadas a medias negras usadas hasta la trama.
Al llegar a Malasaña, se detiene en cada esquina. Se amontonan cascos de cerveza, coca-colas y tetra-briks de tintorro. Un cartel de cine roto cuelga de una pared. Se ha desdibujado el fotograma, solo queda una palabra. Abrazos rotos.
El camión enfila la Castellana. Se suceden las sedes de los grandes bancos. De los contenedores de papel abiertos se escapan cuentas bancarias laceradas mecánicamente en tiras estrechas y largas.
A la altura del Corte Inglés los basureros ,llegados en cayuco, levantan la cabeza, desmesurados globos oculares brillando en la oscuridad. Esta bandera verde y negra con letras blancas es la bandera del país que les vendieron con el pasaje. Se alejan aspirando el olor nauseabundo de la basura.
Delante del Bernabeu recogen restos de bocadillos, bebidas y banderines. La sonrisa triunfante de Lass, integrado en el equipo ganador, traspasa la foto propagandística que corona el estadio. Al trabajar agachados, apremiados por el tiempo marcado por el vaivén del volquete, se van sin verla.
Queda el último tramo. Al pasar debajo de las sombras torcidas de las torres Kio, el viento de la Sierra se cuela entre ellas formando un remolino. Tiritan azulados, alumbrados por farolas de bajo consumo.
Antes de introducirse por el túnel camino a las ciudades dormitorio de la periferia, ven perfilarse sobre el cielo oscuro cuatro moles de un negro afilado. Huele a nieve. Se acercan a la basura. Huele mal pero calienta.Misterioso Kilimanjaro, lejano y perdido.
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Realismo dramático.
Existencialismo urbanita puro y duro.
¿podría hacer copy-paste y colocarlo en mi tugurio?
Citándote y enlazándote ¡Por supuesto!
¡por supuesto, me hace mucha ilusión!
Estoy de acuerdo, me ha encantado. Tan delicado, pero tan contundente.