Alan Jaras
Agárrame fuerte, vamos a jugar. No te preocupes por la hora, el tiempo nos envuelve. Dale una vuelta al cerrojo. Abre mi corazón con la llave de ayer. Dame un beso sin trabas, ya no suenan las cadenas. Deja al loco, tiritando de frío en un amanecer helado. Déjalo en su colina rodeada de abismos oscuros. Ven, vamos a jugar en el país de los niños. Mi cabeza gira como una peonza entre campos infinitos dorados por el sol de tus cabellos. Nos acostamos entrelazados entre flores, semillas de cielo azul, de camino a Orión. Lugar de mi recreo. Ángel.
PS: Para Antonio Vega
Blog de relatos y otros escritos intimistas | Por Anne Fatosme 
Yo he visto la luz y he sentido el poder de la paz al otro lado del universo. Lo difícil es volver cuando ya estás demasiado fatigado, cuando esa armonía te seduce, ese silencio magnánimo que te inunda el alma y te libera de todas las preocupaciones mortales y dices, hasta aquí hemos llegado amigo. Reposemos unos minutos antes de regresar. Sin dolor, aquí, un minuto solo.
Esa decisión marca la diferencia entre vida o muerte.
No lo olvides jamás.
Te lo dice Blás que estuvo en Mallorca
Excelente radiografía del bazo izquierdo; la ilustración, creo. ¿No?
Drácula
Un órgano de nuestro cuerpo mortal, tan parecido al universo.
Es una respuesta para tus dos comentarios.
Memorias de ultratumba, colega
Tus palabras muy bellas como siempre Anne… la imagen maravillosa!
Parece increible que nuestro humilde cuerpo pueda custodiar tanta belleza! Y increible que consigan hacer estas maravillosas fotos.
Hoy iras de chulanga ¿No? Te imagino por Madrid con vestido y pañuelo, diciéndole a tu santo: Pixxxxi, que piso con garbo francés, con garbo con glamour. Olala, ca çe super
moi, Er Pichi
Frio, frío…de verdad! Estoy en mi aldea Normanda con chubasquero y botas de goma. Y la verdad es que a pesar del mal tiempo el campo está precioso, blanco, verde, amarillo. Las vacas preciosas, los corderitos comestibles. el mar encrespado pasa por encima de los diques del puerto y……. soy un rollo hablando de mi pueblo. Y si empiezo a hablar de comida no hay quién me pare!