En vísperas de la noche de Reyes: un cuento de niños reciclable.

 Las Fábulas de La Fontaine ilustradas por Chagall

Primera parte.

Un niño de seis años vestido con la camiseta de Iker Casillas intenta dormir, escondido bajo el edredón. No lo consigue, al igual que miles de niños esperando la venida de los Reyes Magos. Las trastadas, las malas contestaciones,  algún que otro cate, empiezan a girar por la cabeza como peonzas dentelladas pulverizando los juguetes pedidos y convirtiéndolos en una espesa nube de carbón.

El niño acostado con el dorsal número uno  no  tiene miedo a quedarse con el zapato vacío, no porque no sea travieso, porque lo es, y mucho, sino porque no ha pedido regalos. Por lo menos para él. Los ha pedido para Tizón, su perro. Tizón es un buenazo y el niño  está seguro que tendrá el hueso de plástico con sabor a carne, la pelota de goma que al rebotar se enciende y se vuelve roja como una bola de fuego, la mantita suave para tumbarse y enroscarse cuando hace frío. Tizón tendrá eso y mucho más porque es el mejor perro del mundo y los Reyes Magos no tienen un pelo de tontos.

Lo malo es que Tizón ha desaparecido sin dejar rastro y últimamente el niño lo echa tanto de menos que a veces le duele respirar. Como ahora. Para espantar el dolor el niño expira el aire con todas sus fuerzas, se prohíbe inspirar y la tripa se hincha como un balón.  Mientras se distrae pensando en una jugada maestra, su mano se queda quieta encima de la piel tensa. Los flancos sedosos de Tizón laten, tibios, tan cerca  de su corazón que el niño se queda sin aliento. El niño emerge del edredón, jadea como un cachorro y enciende la luz de la mesilla. En la penumbra del dormitorio reluce la videoconsola que le trajeron los Reyes el año pasado. Todavía se acuerda del salto de alegría al verla delante de su zapato, de las horas pasadas frente a la pantalla jugando con  animales parlanchines y divertidos; de Tizón tumbado a sus pies, de repente tan aburrido y molesto, enmarañando cables, mordisqueando juegos. La garganta se achica tanto al recordar las patadas infligidas como castigo, que al niño le cuesta tragar saliva. El niño no recuerda muy bien cuando Tizón desapareció, solo recuerda que estaba de vacaciones y que de repente nadie le volvió a estorbar mientras jugaba con la “Play”. Hacía mucho calor y sudaba a chorros. Igual que ahora. Aunque ahora hace frío y el niño tirita metido dentro de la camiseta de Iker empapada en sudor.

 El niño lleva un  mes sin poder salir de casa. A principios de diciembre se enredó los pies en los cables de la “Play” de mala manera, y al caerse se rompió  un huesecito, el astrágalo. Le han instalado la consola en su cuarto, tiene los mandos al alcance de las manos pero lo que buscan, dibujan y sienten sus manos,  en los pliegues huecos del edredón, son el tacto suave del cuerpo blandito de Tizón y el lamido rugoso de su lengua. El niño se duerme aferrado a un viejo cojín mordisqueado con olor a perro.

La mañana de Reyes el niño se despierta sobresaltado. Una  masa peluda le salta encima, un aliento cálido se cuela como una ráfaga para alojarse en el hueco de su cuello  y  una trufa fresca le cosquillea las mejillas. No le hace falta abrir los ojos para saber quien está a su lado,  el olor imperceptible, añorado e irrepetible, alojado en el cojín, se expande, vivo, por toda la habitación, bombeando el nombre de Tizón por las venas alborotadas.

Segunda parte.

…o como reciclar un cuento de niños en una historieta apta para mayores.

a)      Cambiar el niño por un adulto.

b)       Reemplazar la videoconsola por un ordenador.

c)      Transformar el perro en conyugue.

d)      Cambiar algún que otro detalle, según conveniencia, empezando por las patadas.

23 comentarios en “En vísperas de la noche de Reyes: un cuento de niños reciclable.

  1. Querida Anne: Mastico aún tus letras, con el convencimiento que el ejercicio me va a tomar un tiempo. No hay reyes por estas latitudes y no quisiera votar a priori, sin empaparme enteramente del sentimiento.
    à bientôt

    • chrieseli, de pequeña para mí tampoco existian los reyes magos, por lo menos como portadores de regalos. Todo el trabajo lo hacía el papa Noël. Pero al vivir en España los Reyes Magos han entrado en mi vida y mi preferido es Baltasar!
      À très bientôt.

  2. Definitivamente me quedo con la historia del niño. Lo de los cónyuges me interesa menos. Me parecen los canes mas fieles sin lugar a dudas.
    Un abrazo

    • Concha, haces muy bien en quedarte con la historia del niño. He escrito este cuento porque me lo ha pedido un niño, aunque me temo que le haya fallado de cabo a rabo (mi niño deseaba un protagonista perro…extraterrestre!)
      Al fin una hace lo que puede!
      Un beso

  3. Un cuento maravilloso, Anne, y emotivo. Yo, al igual que Concha Huerta, me quedo con la historia del niño, de su generosa inocencia. Y te confieso que cuando yo también era inocente (y niño) mi rey preferido también era Baltasar: ¿procederá de ahí, quizá, el profundo asco que me produce la xenofobia? Sin saberlo, había aceptado al «otro».
    Un abrazo.

    • Desde luego Albert, es increible! No había terminado de escribir Baltasar cuando ya me habías contestado! Bien es cierto que mi velocidad de teclado es de lo más, digamos, caracolesca. Me alegra que te haya gustado el cuento. Aunque lo haya escrito para niños, si, como mucho me temo, no les gusta nada nada nada, por lo menos te habrá gustado a tí. Un hombre con ojos de niño, rara avis.

  4. Me ha encantado el cuento Anne.
    No sabemos lo que tenemos hasta que se pierde podría ser la moraleja pero sería reducirlo demasiado.
    Yo siempre he celebrado los Reyes, recuerdo una vez cuando ya habían pasado los Reyes y dejado los juguetes llamó a nuestra puerta un paje real que venía a buscar las llaves (era el hijo de la vecina y nosotros las guardabamos). Yo al verlo sólo pensé en la suerte que tenía de que el paje real hubiera venido a mi casa y esto que con la cabalgata se le había corrido el tizne que llevaba en la cara y mostraba un hermoso tono descolorido.
    Salut

  5. Puede reciclarlo utilizando las cuatro opciones. Ya sabe, perro por conyuge, consola por Macbook Pro, niño por adulto y quita las patadas que están mal vistas. Eso si, corre el peligro que despues de reciclarlo algún guionista de película de meg ryan intente comprarle los derechos :o)

    Felices reyes.

    • Bueno Brisuón, la verdad es que para la segunda parte había pensado en un final de lo más tórrido.
      ¿Que le parece Scarlett Johanson, no me suena que su apellido se escriba así, pero en estas circunstancias poco importa, no le parece?
      Bueno me cojo un día de descanso en WordPress que tengo mucho que hacer.
      Felices Reyes.

  6. O conto para crianças é uma ternura e gosto da forma como está desenvolvido e escrito.
    Quanto à segunda parte não vejo possivel poder manter a intencidade (nada se repete …).
    …Parece-me que os Reyes não viriam de tão longe para fazer uma devolução (o que me pareceria um «regalo de rebajas»)…Vale mais arriscar o futuro que tentar repetir o passado (poderá ser outra coisa, nunca será o mesmo).

    • xico, me alegra que le haya gustado el cuento. Por una parte me siento alagada por los cumplidos y por otra me da mucha alegría constatar que existen hombres y mujeres que conservan parcelas de infancia en un rincón de su alma.
      En cuanto a segundas partes, le doy toda la razón: nunca fueron buenas.
      PS: cada día adivino mejor el portugués!

  7. La noche de reyes desaparece cuando no hay niños.Es bueno ese día porque vemos el mundo a través de los ojos de los niños.Está bien la experiencia de vivir pensando enteramente en otros aunque sea por un día.
    Su ilusión nos alimenta.

    Yo nunca conseguí un perro cuando era niño.También habría renunciado a cualquier otro regalo. Me tuve que conformar con un hamster.

    • Jusamawi, es verdad que la noche de reyes sin niños es como un plato sin sal. En cuanto al mundo sería bueno verlo con ojos de niño. Por ejemplo, ahora que nieva, ver la nieve como si fuera la primera vez y así sucesivamente.
      Yo también tuve un hamster y no me gustaba nada!

    • Eduard, porque eres muy malo! Me dejas sin noticias y estaba muy triste. Creía que te pasaba algo o que estabas enfadado conmigo. Ya veo que no y me he puesto muy contenta.
      Un besote, niño malo. Ah! se me olvidaba: no te atragantes con el carbón, tiene aristas y es muy traicionero, te lo digo por experiencia.

  8. Mi hamster escapó, se comió el letrero con su nombre que yo amorosamente había colocado en la jaula.Apareció un día después detrás de una estantería de libros.Lo odié por un momento.Luego me cautivó con su mirada y le perdoné.
    Siempre me ha asustado la debilidad que los humanos muestran en ocasiones con los animales y la frialdad a la que llegamos ante los aconteceres humanos. Debe de ser algún tipo de enfermedad, no me cabe duda.

    • Jusamawi, es verdad que solemos ser muy transigentes, más que con los animales, diría que con nuestras mascotas y muy intransigentes con los de nuestra misma especie. No me parece que sea una enfermedad. Creo que es mucho más simple: un animal de compañia no habla, no protesta, no exige, no se enfada y, a cambio de muy poca atención, te lo da todo. Bueno eso creo pero tampoco estoy nada segura.
      El otro día, al poner un comentario, me indicaste, de una manera muy sutíl, una pagina de niños, entré en ella y me agrado mucho, si no me falla la memoria se llama, niños.com… me entra la duda, espero no equivocarme.
      …y tu hamster estaba escondido detrás de unos libros, toda una premonición!

  9. Anne, creo que tienes razón en lo que le contestas a Jusamawi, y lo comparto. Diría más, y aunque no pertenezco a ninguna asociación de protección de los animales, admiro su comportamiento (y no sólo en el caso de las mascotas). Si fuéramos realmente seres tan inteligentes como creemos, deberíamos aprender mucho del mundo animal. Supongo que ya conocéis esta broma (o no tan broma…): dicen que los chimpancés son muy inteligentes, tan inteligentes que no hablan.

    • Albert, mi abuela me decía:
      Avant de parler, tournes sept fois ta langue dans la bouche.
      Si cumpliésemos este dicho, seríamos mucho más sabios pero también mucho menos espontaneos!
      Por lo demás estoy absolutamente de acuerdo contigo. Un poco más de humildad no nos vendría nada mal.

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