«Que me perdone Hopper». El día de la foto.

Me he propuesto escribir una serie de relatos  inspirados en los cuadros de Edward Hopper.  He pensado llamar al conjunto narrativo: “Que me perdone Hopper”, (espero que sí) , cada relato llevará título propio. Este es el primero.

Edward Hopper. The long leg.

La cabeza de la madre de Norah se había quedado atascada en un momento muy preciso, el momento en el que su marido había cerrado la puerta de casa para irse y no volver.

Norah y su madre estaban desayunando cuando  decidió ir a navegar en solitario. Llevaba un polo azul turquesa, la mañana era soleada y soplaba una brisa ligera.

Varias horas más tarde un barco de pesca encontró su balandro a la deriva, las velas colgando. Nadie a bordo. Desaparecido en el mar.

El engranaje del cerebro de Ángela, madre de Norah, se quedó  tan oxidado como las bisagras de la puerta roídas por el salitre. La asistenta aplicó tres en uno en las bisagras, el médico le recetó a la viuda de un hombre oficialmente vivo,  antidepresivos. No tuvieron que volver a engrasar la puerta nunca más, quizá por falta de uso, pero sí, el cerebro de Ángela que se iba descamando  a marchas forzadas.

Esperaba, sentada en un sillón frente a la ventana, contemplando el horizonte o bien escrudiñando  a Norah, tan parecida a su padre.  Había contratado a una institutriz, suprimiendo de esta manera los momentos donde se hubiese ahogado de no tener a mano el calco donde redibujaba obsesivamente  la ausencia que la anulaba.

Norah fue creciendo entre cuatro paredes, la frente alta oteando el horizonte.

Pasaron 3650 días desde el día del accidente hasta que un empleado municipal trajo el acto de defunción del padre de Norah. Este hecho sucedió  el día de la foto.

Foto que Norah estaba sujetando en una mano mientras arrugaba el pliego con la otra. Foto tomada el verano anterior al accidente y donde Norah, timonel de seis años, manejaba la barra del balandro, mientras  sus padres enlazados  sonreían  a la cámara. La boca carnosa exhibida por la mujer de la foto, los labios izados por la sonrisa, no se parecía en nada a la boca de su madre, pálido colgajo por donde se desprendía un balbuceo de palabras inconexas chorreando baba.

Norah cogió unas tijeras, sacó la foto del marco, recortó a sus padres , al timonel, los tiró a la papelera y volvió a colocar la foto en el marco. El barco agujereado volvió a navegar  sobre la superficie de papel, el mar de Norah, un mar turquesa, ligeramente poroso, con olor a tabaco de pipa, sabor precintado y  fecha de caducidad sin especificar.

30 comentarios en “«Que me perdone Hopper». El día de la foto.

  1. Me ha gustado mucho…. es increible tu capacidad de poder coser la trama de una historia de la sola imagen de un cuadro …… Eres fantástica.
    (Lo siento por no explicarme de forma totalmente correcta, pero no domino el castellano así bien como tu, que parece tu lengua de origen …. pero, leyendote cada dia, apriendo siempre algo más y voy mejorando !!!)
    Un abrazo !
    Gabi

    • Gabi, sabes soy muy receptiva a los impactos visuales; los cuadros, las fotografías, la naturaleza me sugieren historias. En cuanto a tu castellano me parece estupendo! Personalmente llevo muchos años leyendo y escribiendo en español y sigo haciendo faltas de ortografía y de sintaxis!
      Un abrazo Gabi!
      Anne

  2. Siempre me ha llamado la atención la angustia de los familiares de los desaparecidos y el alivio de la aparición del cadaver a pesar del ldolor de la constatación de la muerte, creo algo de eso es de lo que hablas con gran sensibilidad.
    Un beso.

    • Juanjo, me he inspirado para escribir este relato en un hecho real y cercano. Es una situación atroz. Gracias ser sensible entre mil.
      Un beso.

  3. Con pocas palabras has descrito una de las miles de tragedias familiares que se dan continuamente en el mundo. Lo haces con una sensibilidad asombrosa, y a mí, como lector, me ha quedado como un flash de esos que difícilmente se olvidan. Todos hemos vivido algún drama próximo, todos conocemos, más o menos, tragedias similares; pero pocos sabrían narrarlas como tú lo has hecho. Chapeau, mon amie !

    • Albert, estimado amigo, lo del flash me ha llegado al alma y me emociona. No te quites el sombrero que, por lo menos en Madrid hay mucha niebla, y no deseo que te enfries.
      Te mando mi más cordial saludo.

  4. Excelente Anne, has tocado el alma, la has apretado y al final la aflojas dejándola navegar por ese mar turquesa de Anais. Me has hecho pensar en un cuñado que desapareció por unos días y despues lo hayaron muerto, asecinado. Esto fue hace catorce años y recuerdo esos dias que estuvo desaparecido, cómo lo buscabamos, sin saber que había pasado… horrible, estuve muy cerca de dónde despues lo hayaron, no se cómo hubiera sido encontrarlo así… (tal vez estoy en mora de escribirlo). No se.

    • Ana Maria, si te encuentras con ánimos para escribir esta experiencia, me encantaría leer tu relato y ver como la viviste emocionalmente. Te agradezco el comentario y te mando un beso.

  5. Desde luego que Hopper te perdonaría. Que idea más buena escribir sobre sus cuadros. Unos de mis artistas favoritos proseado por una de mis escritoras favoritas. Un lujo. Tu primer texto emociona al rescatar de la aparente belleza del mar y las velas al viento la tragedia escondida en el alma de una niña pequeña. Muy bueno ese final en el que agujerea la foto y el mar continua brillando… Un saludo

    • Concha, a ver si me sale una narración coherente. No sé. Es un poco como navegar a vela, saber cambiar el rumbo en el momento adecuado. Te agradezco el comentario lleno de ánimos.
      Un abrazo,

  6. Resalta tu imaginación. tienes un taller donde la suma de los colores de la imagen, procura en tu espacio un cuadro narrativo y poético. Dan ganas de mirarte a los ojos y preguntare ¿y qué sigue?
    como siempre un abrazo cálido desde este invierno que parece una variación extrema de la primavera. Beso Rub

    • rub, me gusta esto que me dices del taller: me sueño rodeada de obras de Hopper, me miran a los ojos y me hacen la misma pregunta que tú.
      Un abrazo igualmente cálido al lado de la chimenea. Anne.

    • jusamawi, me encanta que te encante la idea. En cuanto al cuadro «Sun in an empty room», uno de mis preferidos por cierto, no lo tengo pensado para ahora sino para más adelante. En efecto quiero seguir un camino marcado por los cuadros y una especie de intuición.
      Te propongo un reto, o te lanzo el guante: Sun in an empty room. Por favor.

    • Para Salva con afecto:

      ¿Un lugar vacío?

      pero si veo
      la silueta de la cabeza
      de los hombros
      de las caderas
      a pesar de la edad la esbelta figura

      está mirando

      unos ojos grandes oscuros

      el resto es aire.

      Kapu´scinski.

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