«Que me perdone Hopper». Remolinos.

Macomb´s Dam Bridge.  Edward Hopper.

 

Últimamente,  al atravesar el puente que has cruzado toda tu vida a paso ligero, te ha dado por pararte. Te desagrada el viento, y allí donde ninguna pared lo detiene, te quedas mirando los remolinos que se forman alrededor de los pilares hundidos en el agua.

Unos remolinos en los cuales no reparabas cuando volvías  del colegio la espalda curvada bajo el peso de la cartera amarrada en los hombros. Te parabas  en el mismo sitio donde te paras ahora. Te sacudías la cartera de la espalda, la abrías y de una carpeta de cartón azul extraías  una poesía escrita en secreto durante el recreo. Con mucho cuidado la doblabas hasta formar un barco de papel. Lo tirabas al río, indiferente al viento, a los remolinos, a  la corriente, seguro que llegaría a Alejandría, cuando estudiabas Egipto, o al centro de la tierra cuando te adentrabas en ella, pegado como una lapa a la sombra de Julio Verne, guiados por la luz de tu linterna astutamente colocada bajo la sabana.

Escribiste centenares de poemas, botaste centenares de barcos sin dudar ni un segundo que llegarían a buen puerto y que, aún corrida la tinta, alguien los leería y entendería su mensaje.  Ahora que sabes que los barcos de papel no llegan a ninguna parte intentas recordar los poemas y el mensaje implícito en el gesto de mandarlos a navegar. A pesar de tus esfuerzos, no recuerdas nada, no se te ocurre nada, quizá porque nunca llegaste a ir a Alejandría.  Mucho menos al centro de la tierra, que sin embargo y desde hace muy poco,  gira dentro de ti con una fuerza que te tambalea.

Prosigues tu camino, te duele la espalda a pesar de no acarrear ningún bulto, el bullicio que te acompañaba en tu infancia ha cedido paso al silencio. Piensas que te convendría visitar al otorrino. Claro que aparte de ti, no hay nadie cruzando el puente.

36 comentarios en “«Que me perdone Hopper». Remolinos.

  1. No soy de las que piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor. Antes bien: procuro creer que lo mejor está por llegar. Añoro, no obstante, esos tiempos en los que también había preocupaciones, pero de otra índole bien distinta. Esta dichosa crisis me está matando. En fin…

    El cuadro es precioso. Esta serie tuya de Hopper es fantástica, Anne.

    • zambullida, yo tampoco, hay que vivir el momento. Solo he intentado enfocar una duda existencial, un aislamiento que sin duda son componentes de la obra de Hopper y de la de cualquier ser humano normalmente constituido. Te deseo mucho ánimo, las obras de arte son un buen reconstituyente.
      Te mando un abrazo,

    • Juanjo de lo que si estoy convencida es que no hay que perder la capacidad de ensoñación sino el puente se hunde. No te parece almirante?

  2. Amiga Ann siempre es un gusto visitarte. Yo creo que Hopeer no te perdonará, sino que se congratulará de las cosas que escriben con el caleidoscópio de tu imaginación. Tienes una prosa, que conlleva la fragancia poética que tus frases emanan. En un texto breve, escribes la historia de una vida, viendo el edificio del puente, los remolinos del río, que son como ventanas que te llevan al pasado, a Egipto o bien al centro de la tierra. Poesías en barcos de papel que los adultos sabemos que no llevan a ninguna parte, pero que en el alma breve se cuajan en mariposas que nos llevan a todos los posibles lados. Al final , sabemos que el transito de los años ha dejado en silencio al personaje. Una satisfacción leerte querida amiga beso y abrazo Rub

    • rub, querido médico del alma, me lees, entiendes mi escritura, me reconfortas. Una satisfacción leer tu comentario.
      Un sentido abrazo,
      Anne

  3. ¡Bella pintura! Los puentes unen pueblos, familias, amores…, tus letras en este relato son como un puente que une una infinidad de cosas buenas para leer…, dudas, pensamientos…
    Quizás nunca pudo ir…, nunca llegará…, la esperanza…, pero el “Nunca” es más fuerte.
    Soledad y silencio…, encierran muchas cosas…
    Anne un abrazo para ti.
    C.

    • Carlos, los puentes tienen una fuerte carga simbólica, unen y desunen, provocan recuerdos y son una eterna fuente de ensoñación. En el pasado eran punto de reunión. Reunión engloba muchos conceptos. Que cada uno eliga el que desee. Te agradezco tu comentario.
      Otro abrazo para ti, Carlos, el del espejo.

    • Carlos, precioso el poema de Borges! Mirarse en la bruma del rojo crepúsculo y reconocerse…me recuerda tu último poema.
      Gracias.

  4. Muy bello este recuerdo de una infancia romántica. Me ha gustado mucho esta historia que tiñes de tristeza y añora los pesares de la infancia. Ay quien pudiera cambiarlos por los que nos azotan ahora. Un saludo

  5. a mí me encanta!
    muchas veces se pierden los sueños en sus mensajes de papel y pocas veces uno nada con ellos en las aguas de ese río…

    «Regardez les passer, eux
    Ce sont les sauvages
    Ils vont où leur desir
    Le veut par dessus monts

    Et bois, et mers, et vents
    Et loin des esclavages
    L’air qu’ils boivent
    Ferait éclater vos poumons»

    les oiseaux de passage.

  6. estupendo relato sobre la nostalgia de tiempos lejanos y de sueños no realizados. De lo mejor que leo de esta serie. El puente de Hooper es el puente que todos cruzamos en esta vida, y en el camino recordamos sueños y experiencias. Bajo los arcos y estructuras alcanzo a ver mi figura en busca de aquellos barcos de papel. saludos

  7. No hay puentes iguales, no todos comunican lugares similares. Hooper es un genio, ese puente ya comunica universos mentales, a los que te has unido. Una hermosa serie de textos inspirada por Hooper. Hay algo, sin embargo, con lo que no estoy de acuerdo: a veces, los barquitos de papel sí llegan a algún lugar, o al menos no hemos de dejar de imaginarlo. Hoy mismo me ha parecido (o lo he soñado…) ver uno en la fría y desierta playa.
    Un abrazo atlántico.

    • Albert no sabes como me alegra comprobar que somos muchos los que seguimos buscando barquitos de papel y esto nos convierte de alguna manera en puentes humanos uniendo nuestras orillas. Que cursí!
      También pienso que Hopper en medio de la soledad de su obra comunica universos mentales, por algo será.
      Un abrazo querido Albert, desde otro punto del Atlántico…un poco más al sur. Gracias.

  8. Mirando el cuadro no se me hubiera ocurrido lo que cuentas pero tras leerte, si puedo ver a la niña que lanza barquitos de papel para que lleguen a lugares soñados. Estupenda evocación.
    Salut

  9. Probablemente llegó a Alejandría, al centro de la Tierra o donde aquella inocente mente los quisiera enviar…quizás la cuestión sea que aquella Alejandría no se encuentra en el mismo sitio donde antes.
    Me gusta la historia , tiene encanto
    S

    • Alejandria puede estar auniveaudelamer o sumergida pero siempre será Alejandria. Me alegra que te haya gustado la historia.
      Un cordial saludo,

  10. Por casualidad he llegado a vuestro blog y de ello no me arrepiento, como vuestros barcos de papel que aun cuando a puerto alguno no llegaban, vuestras letras no se descorren.

    Encantada de podeos leer.

  11. anne, no sé si era la idea pero me transmitió mucha desazón, te lo comento porque no es algo que me suceda con los cuadros de hopper, y tu texto llevó la imagen a otro nivel, me hizo verla de otra manera (no soy demasiado experta en pintura, debo confesar) y resignificarla.
    abrazo,

    • Gabriela, es que a mí los cuadros de Hopper, en su inmensa mayoría, me producen desazón, la de los hombres solos frente a un destino que no entienden. Por otro lado estoy más que segura que no hace falta entender de pintura para sentir una obra de arte. Que la sienta cada uno a su manera, el arte es libertad.
      Un abrazo,

    • Ana Maria, en estos posts inspirados en los cuadros de Hopper, intento escribir textos introspectivos porque creo que Hopper
      miraba el mundo desde muy adentro. Gracias.
      Un abrazo,

  12. Me he acercado a este blog por primera vez y me ha sorprendido gratamente, primero por el cuadro de Hopper que es uno de mis pintores favoritos y después por tu bello relato. Un poético texto que refleja la melancolía romántica del tiempo pasado.
    La infancia , que , inexorablemente, el tiempo se ha llevado.
    Si la Patria es la infancia, como dijo Rilke, y desde esa Patria zarpaban nuestros barquitos de sueños hacia puertos desconocidos, o hacia un mar de soñadas aventuras, ahora , ya un poco cansados por los avatares del camino, gozamos con esa sosegada melancolia que nos ha dejado el poso de los años.
    Gracias por este bello relato.

    • Pilar si Hopper es uno de tus pintores favoritos, Rilke es uno de mis escritores preferidos. Me alegro mucho que te haya gustado el texto y te hayas sentido identificada con el.

  13. Quando tinha uns sete anos, no lago do jardim dos meus avós, deitava à água as pétalas sedosas da magnólia. Eram barcos a partir não se sabe para onde mas que levavam a imaginação de quem os lançava.
    Talvez por isso este teu texto me agradou tanto! O lago do jardim dos meus avós não teria a dimensão dos meus sonhos, como talvez a ponte de Hopper não terá a poesia dos teus barcos de papel.
    Um abraço

    • Xico, me gusta mucho tu relato, cuando, a los siete años, un niño tira pétalos de magnolia al agua, esta seguro que llegaran a algún lugar inimaginable. Hoy algunas de ellas han llegado a mi blog después de tantos años. Un abrazo,

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