Estelle Lagarde.
A las diez cerraba las contraventanas. Al otro lado del camino se alzaba la silueta compacta y negra de un caserón. Las persianas estaban siempre cerradas. Los días de tormenta, el viento, que hinchaba su camisón, se colaba entre los batientes de las persianas mal ajustadas, extirpando del óxido un chirrido que le llenaba el alma de melancolía.
Una noche, la ventana frente a su dormitorio estaba abierta e iluminada. Se quedó pegada a la luz. De espaldas al mirador un hombre de pelo plateado estaba sentado delante de una mesa. Parecía estar escribiendo.
No cerró las contraventanas. Se durmió bañada en claridad.
La noche siguiente, la ventana seguía iluminada y el desconocido escribiendo.
Abrió la ventana de par en par. Era primavera, el rosal que trepaba por la fachada llenaba el aire de la esencia de sus flores mientras las golondrinas trazaban en el cielo arabescos enloquecidos.
Lo veía siempre de espaldas, siempre escribiendo. Notaba la tensión de sus hombros presos de una energía frenética. Con el paso del tiempo, su espalda se fue encorvando mientras sus manos se agarraban cada vez más a menudo a los bordes de la mesa. Una noche se derrumbó encima del escritorio la espalda sacudida por violentos sollozos.
Cuando se despertó le escribió una tierna carta de amor y al anochecer la deslizó bajo su puerta.
Apostada en la ventana vio como abría el sobre y como después de leer la carta, la acercaba a la luz de los candelabros para volverla a leer una y otra vez.
Le siguió mandando misivas cada vez más ardientes. Cuando las leía, la llama de las velas acentuaba el temblor de sus manos.
Se sintió feliz cuando observó como la espalda se volvía a tensar, llena de energía. Las hojas de papel se acumulaban en un lado de la mesa. Una noche al ver como alzaba los brazos en señal de victoria, dedujo que el libro estaba acabado.
Decidió revelarle su identidad.
Todavía no habían dado las diez cuando empezó a leer la misiva. Un espasmo recorrió su cuerpo. Se giró bruscamente. Su mirada se clavó en ella. Una mirada tan centelleante que la noche se quedó hecha trizas.
El escritor golpeó la puerta de su vecina hasta derribarla. Los habitantes de la aldea pensaron que eran truenos.
La casa en ruinas vibraba todavía bajo el eco de los golpes mientras él se deslizaba sobre los escalones desvencijados de la escalera. Cuando ella salió a su encuentro, se quedaron tan estrechamente enlazados que fue una sola sombra la que franqueó el secreto de los muros.
En el mismo momento en el que sus cuerpos se rozaron, una ráfaga de aire apagó las velas dispersando las hojas del libro a los cuatro vientos.
PS. Esta es la historia de un escritor que se ahorcó al no poder describir con palabras la pasión inspirada por su amada, la cual se envenenó con arsénico al descubrir el cuerpo sin vida de su amante. ¡Un culebrón!
PSS. La historia es cierta, (…con algunos cambios), en cuanto a la leyenda… ¡me la acabo de inventar! Se la dedico a mi abuela que me inició al entretenido mundo de la fábula y a todos los amantes que no supieron plasmar su amor, no en la escritura… sino en la vida real.
Preciosa historia, obviando, claro, los arsénicos y ahorcamientos; preciosa. Ojalá alguien llamara a mi puerta de esa manera; de todos modos, tal y como está la pobre, no le costaría mucho derribarla. Me gustan los hombres con pasión.
Zambu, en mi tierra los suicidas se ahorcan! En cuanto al arsénico, acuerdate de Madame Bovary…En cuanto a las casas destartaladas alguna ventaja tenían que tener!
Un abrazo,
Me dio un poco de frío al leer, los muros, la situación que tú creas en esta leyenda retocada, se torna interesante, misteriosa…
Pero también me promueves una sonrisa en la PSS, tu dedicatoria a los amantes…
Un saludo
C.
Carlos, me encanta que mi historia te haya parecido misteriosa, en cuanto a la dedicatoria la escribí con tierna ironía.
Un abrazo,
Pues la leyenda te ha quedado preciosa. Me ha encantado, en especial tu uso del vocabulario para crear ambientes y describir situaciones. Fue lo que más me sorprendió cuando supe que no habías nacido en España, ya te lo dije, pero aún hoy me sigue asombrando.
Saludos.
Alan, me halagas. En cuanto al uso del vocabulario es técnica sin mas. Técnica que me enseñaron en una escuela de letras. En cuanto a mi dominio del español escrito, es lógico…llevo muchos años viviendo en España, mi patria de adopción.
Cuanta imaginación y que tragedia la de este escritor que no supo expresar lo que llevaba dentro. Pobre. Cómo le entiendo. Espero que no me de por la horca cuando no puedo conseguir que me cuadren los textos. Un saludo
…plasmar sentimientos en papel es muy difícil… entiendo a ese pobre hombre…
Es triste la historia. Pero no deja de ser una historia de amor. Que bien que rescatas y le das belleza con tu prosa… gracias por compartir querida amiga. Un beso y un abrazo Rub
Es triste pero el drama se soluciona en la muerte! Un abrazo,
una historia de amor trágico, rodeada de un ambiente misterioso. Me gustó lo de los amantes que no saben plasmar su amor en la vida real. Saludos
minicarver…una pequeña reflexión para gente que vive mejor la ficción que la realidad…gente corriente.
Un abrazo,
Venga chica, que espero, en cualquier forma, plasmar el amor en mi amada.
Abrazo.
Ericka, me consta que dominas esta faceta.
Un abrazo,
Hermosa fábula del escritor y su musa. Tiene un aire gótico que le va bien al tema.
Salut
Micromios, no se me había ocurrido lo del ambiente gótico pero no te falta razón.
Un abrazo,
Hola querida, me has hecho falta…! Yo no sé si será técnica o no, nunca me he ocupado de esa clase de cosas, al menos al momento de leer un escrito. Pienso que es la forma perfecta para arruinar por completo el placer de la lectura, el misterio, el descubrimiento, la sensación, todas esas cosas. Lo que tú escribiste es una pequeña joya; pequeña porque me hizo falta un poco más, se me hizo corta. Pienso que el tema da para una novela completa. Sé que lo sabes. Me gustó particularmente porque me parece muy real. No sé si estas cosas pasan todos los días, pero sí sé que el amor y la pasión no sólo son frágiles, como a menudo se dice, son también tan fáciles de encender. Y el arte, sea cual sea la forma que adopte, como en este caso, es el mejor escenario. Alguna vez habré de investigar el por qué. Me gusta que la parte «real» del drama haya sido omitida del relato y colocada apenas como un post scriptum o dos. Para mí no se integran luego, como parecen haberse integrado para la mayoría de tus lectores. Me gusta que termine bien, a pesar del trabajo que representará volver a ordenar las páginas voladoras. Me ha encantado, Anne, gracias por reivindicar lo simple y profundo que puede ser el amor y recordarnos el poder tan descomunal que tienen las palabras. Me habría gustado vivir algo así. (-:
Querida M, perdona que te conteste tan tarde pero he estado alejada de la red unos días. Me hace muy feliz volver a saber de ti! Siento lo de la técnica, no pienso en ella cuando escribo pero es indispensable tener algunas nociones de ella para saber recrear ciertos ambientes…pasa lo mismo con la pintura. Escribo relatos cortos, demasiado cortos, porque me falta fuelle para hacerlos más largos y quizá también porque me siento más a gusto en la distancia corta. En cuanto al relato lo hice real sabiendo que era irreal, me gustó la idea de la pasión venciendo la muerte. Reclamo el romanticismo! Me hace verdadera ilusión que te haya gustado el relato e ilusión tu comentario de lectora ilustrada y…romántica!
Abrazos y besos de otra romántica empedernida!
Bonita historia, me apasionan las mezclas entre realidad y ficción.
Realidad y ficción, ficción y realidad…la linea de demarcación la forja a menudo la mente. Gracias por comentar…y por el cumplido!
Anne, excitante relato, pleno de sensaciones, melancolía, con extraños amores liberadores, con un medio loco escritor y pasión, mucha pasión.
Besos. Raf
Gracias Periclés, un poco de pasión aunque sea ficticia, no viene mal en estos tiempos de penuria!
Un abrazo,
Justo el tipo de clima que nos lleva a otra parte… hermoso! Un beso.
Maria…un clima lluvioso de lo mas melancólico! Gracias por pasar.
Un abrazo,