Gustave Doré. Barbebleue.
La viuda de Barba Azul se contemplaba en los ojos de su joven, bello y atlético amante. Amaba el reflejo que le devolvían: pulido como la arena de las playas de las islas Seychelles (sobre la cual yacían ahora, voluptuosamente enlazados), y tan brillante como el fulgor de los lingotes de oro que guardaba en un banco suizo.
Siempre había sido una mujer codiciosa y ambiciosa, cualidades que le habían sido de gran utilidad para casarse con Barba Azul, político de renombre cuyo dinero y poder habían reforzado unos andares de corte militar y unos gestos de orden y mando, inherentes a una naturaleza, de por su sí, autoritaria. Ni el mejor sastre había conseguido dar realce a un cuerpo que los excesos habían convertido en una masa de contornos indefinidos, como tampoco el cirujano estético más afamado, había logrado suavizar el rostro de mala bestia y la mirada torva que dañaban su imagen de hombre público.
Barba Azul se había fijado en su futura viuda, no por las cualidades nombradas anteriormente (y ocultas con mucha habilidad), sino porque era una mujer muy sexy, de boca exageradamente grande y carnosa y dotada de un cuerpo con una plástica propia de una Barbie.
Este tipo de mujer fascinaba a Barba Azul. De hecho se había casado siete veces con mujeres que parecían producidas en serie. Se había divorciado siete veces dejando a sus ex esposas consumidas tanto físicamente como psicológicamente. Tanto que se hallaban todas recluidas en un psiquiátrico, cuya discreción era el sello de calidad y cuyas facturas pagaba religiosamente.
Los diamantes y los regalos suntuosos bastaron para vencer la reticencia del nuevo capricho de Barba Azul, algo asustada por las habladurías encubiertas que lo calificaban de maltratador: la codicia y un carácter optimista pesaron más en la balanza que el miedo. Barba Azul no tardó en pedirla en matrimonio. Al mes siguiente estaban casados. Barba Azul era adicto al sexo violento, afición que la desposada aborrecía. Pero cuando se despertaba, rodeada de riquezas, el resplandor de la grifería de oro macizo de su cuarto de baño borraban con su brillo las humillaciones sufridas durante la noche.
No llevaban ni un mes casados cuando Barba Azul se tuvo que marchar de forma precipitada, sin equipaje y sin especificar su destino ni la duración del viaje.
Las puertas de su despacho, siempre cerradas con llave, estaban abiertas. El ordenador estaba encima de la mesa. La pantalla encendida proyectaba un aurea luminosa a la oscuridad del cuarto, cuyas persianas se mantenían perpetuamente bajadas. La esposa de Barba Azul, aparte de ser codiciosa, ambiciosa y sexy, era también un as de la informática. Conforme iba pulsando las teclas del ordenador, se fue metiendo en los “negocios” ilícitos mantenidos por su marido con bandas mafiosas, cuyo punto fuerte era el tráfico de armas. El motivo del viaje tan precipitado de su marido se hizo evidente: tenía que pagar con urgencia unas armas de última generación solicitadas por un país en plena guerra civil. Había retrasado el pago… quizá sea yo parte del despiste, pensó ella… Sus labios pulposos se juntaron en un mohín letal, listos para engullir una presa más codiciada que la habitual.
Su marido tenía una cuenta en las islas Caimán… con fabulosas sumas de dinero, tan considerables que la cueva de Alí Baba, objeto de su codicia infantil, se asemejaba a una tienda del todo a cien. Encontró las claves de la cuenta, las instrucciones para hacer las transferencias, abrir cuentas secretas…
Al finalizar la mañana ya había abierto una cuenta a su favor y, con las claves de su marido, había transferido todo el dinero de este último a su cuenta, anónima, numerada, muy secreta y totalmente suya, en el civilizado estado suizo.
Estaba a punto de cenar cuando un colaborador de su marido le anunció la mala noticia: su marido acababa de ser acribillado a balazos en un país del próximo oriente.
Abrió una botella de champán para celebrar su victoria. La bebió sola. Hecho que no volvió nunca a ocurrir. Procuraba estar siempre en buena compañía… como ahora. En el cubo de plata, el hielo se había derretido. Le pidió a su acompañante que fuera a buscar hielo. Se levantó prestamente para cumplir su deseo.
Barba Azul le había enseñado a su viuda que el Champagne se tiene que tomar “frappé” y en buena compañía. Había sido un buen maestro… y ella, una alumna aventajada.
¡Vaya giro le has dado a la historia, Anne! Está claro: Dios los cría y ellos se juntan. El grabado de Doré, como los anteriores, es fantástico.
zambullida, Dios los cría y ellos los juntan. De esta moraleja está tejido el trasfondo de los cuentos de Perrault. Los estoy volviendo a leer y estoy disfrutando mucho: nada es lo que aparenta.
Un abrazo,
Si no le llegan a matar, se hubiera muerto, de igual manera, al enterarse de las transferencias a la cuenta en Suiza que abrió su mujer.
Y la historia se terminó y fueron felices la viuda y su joven, atlético y bello amante.
Como me fascina esta vuelta de tuerca que has dado a estos clásicos cuentos.
Terminan con un final feliz, los malos pagan sus culpas como debe ser.
Me encantó la historia Anne.
mercedes, no sabes lo que me estoy divirtiendo escribiendo estas historietas! Emplazo unos cuentos antiguos en un contexto actual, cambio alguna variante y me resultan, por lo menos a mí que soy la que los escribo, muy vigentes. Gracias y un abrazo,
P.S. la viuda es un bicho de armas tomar!
Pues si que nosotros los lectores, hemos sido afortunados, leyendo las variantes de los cuentos. Me da gusto que lo hayas hecho. Es un gusto leerte, tu intertextualidad es enorme. un abrazo, querida amiga y adelante, nosotros disfrutamos un beso y un abrazo Rub
Rub, escribir estos cuentos es como salir a jugar al recreo y hacer una travesura!
Un abrazo,
Ya dicen que quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón. ¿Y lo bien que nos cae tu protagonista, con todo lo delincuente que es?
Te lo estás pasando bien, ¿eh?
Saludos.
Alan, no conocía el dicho, tiene mucho sentido común! Me lo quedo en un rincón de la memoria. Mi protagonista sabe lo que quiere, dinero, lo asume, no como en el cuento de Perrault donde la protagonista quiere lo mismo, dinero, pero con aires de mosquita muerta!
Siiii! me lo estoy pasando fenomenal! Tenía ganas de cambiar de registro, por lo menos una temporada.
Un abrazo,
Este es buenísimo, Anne, creo que la mejor «adaptación» de las que has escrito hasta ahora, y no dudo de que te has divertido mucho. Mientras lo leía me iban pasando nombres (nacionales e internacionales) por la cabeza, pero mi discreción me impide desvelarlos. Es, pues, un cuento de rabiosísima actualidad y demuestra que tu imaginación, tu ingenio, tu sentido del humor y tu capacidad para la ironía no tienen límites.
No añado nada, «se te entiiende todo» leyéndote, lo cual tiene muchísimo mérito.
Un abrazo.
Albert, voy entrando en materia! De todas formas al convertir Barba Azul en un político corrupto y por los tiempos que corren, me he puesto una tarea muy cómoda. En cuanto al político escogido como modelo, es europeo, porque ir a buscar más lejos? y he dado muchas pistas… Claro es, que como es un cuento, cualquier parecido con la realidad es pura ficción!
Un abrazo!…y buen viaje!
Me gustan tus versiones actualizadas de cuentos.
Barba azul me recuerda un poco a Berlusconi rico poderoso y con dinero.
y la verdad es que me gusta como das a entender que una cárcel oro por muy de oro que sea es cárcel,pero que la ambición y la codicia ,dan la fuerza suficiente para aguantar lo que sea con tal de disfrutar de ello.
Pero lo mejor que es que recibió la misma medicina que el gasta,pues aun codicioso quien le pone en su lugar es otro como el.
No se si habrás visto la película de dibujos animados de LA INCREÍBLE HISTORIA DE LA CAPERUCITA ROJA, en la que cuenta el cuento desde diferentes puntos de vista,el del lobo que no es lo que parece que es un fotógrafo buscando exclusivas,la de la caperucita que quiere hacer otra cosa diferente a repartir galletas,la de el leñador que se hizo leñador porque le fue mal el negocio de vender helados,y para que lo cogieran en un casting estaba practicando de leñador,y la de la abuelita que aparenta ser una ancianita que no sale de casa ,para descubrir que es todo lo contrario temeraria y deportista.
Si no la has visto te la recomiendo.
Guelgar, solo modernizo unos cuentos que llevan una moraleja parecida, solo me limito a ponerla a la orden del día. En cuanto a los parecidos… No vas mal encaminado! No he visto la peli pero la voy a ver: la sinopsis que haces de ella me la hace muy atractiva.
Gracias y un abrazo,
Que mujer tan rebelde. Seguro que a más de una le habría encantado vestirse con su piel y saborear estas venganzas. un saludo
Una mujer sedienta de dinero por el dinero y a cualquier precio!
Un abrazo,
Anne
se os povos tem os governos que merecem, talvez algumas pessoas tenham também aquilo que merecem. Vaidade e ambição andam sempre muito juntas. A factura , paga-se…
Neste teu conto a viúva é o actor principal, mais que o proprio Barba Azul , mas eu prefiro o psiquiatra (psicanalista ?). Receber os honorarios em dia para reconfortar o espírito… e , poque não, aquecer o corpo das Barbies no caso de estes o merecerem, demonstra mérito (naquele mundo não há preconceitos morais…).
Anne, fabuloso, interesante y divertido…, me ha gustado el cuento. Creo que esa mujer me la cruce en Río de Janeiro, ella navegaba en un velero oceánico, el barco de llamaba Dom Pérignon…
Ahora las malas lenguas dicen que esta por el mediterráneo…
Muy bueno como siempre…
Un abrazo para ti…
C.
xico, en realidad escogí la viuda de Barba Azul para retratarlo a él, me parecía un buen recurso. Una voz que analiza un actuación con frialdad científica, ya que en ella no interviene ningún sentimiento! Sí, uno, el amor al dinero y al poder.
Un abrazo,
Carlos, así que ha estado en Rio! Ahora, sin embargo me consta que navega cerca de nuestra vieja Europa! Gracias, Carlos!
Un abrazo,
Ella se combirtió en Barba AzulOjo . Que tenga cuidado con quien se junta
Ella es Barba Azul!