Berthe Morisot. Les pommiers.
Vuelve a casa bajo la sombra violeta del atardecer,
la arenilla del camino chasquea alegre bajo los zapatos de satén,
dulce caminar veraniego de miel y de trigo,
cosquilleos de brisa , volutas de sol y rostro tendido,
infinitamente,
hacía el azur.
Cielo incendiado bajo la muselina de la cofia,
tan, tan, almidonada que sus bordes son heridas,
y los zapatos de satén,
zuecos hundidos muy dentro del invierno.
Un camino que se va transformando, de un delicioso verano a un duro e inevitable invierno. Esa cofia duele. Un abrazo Anne.
Ana, esta cofia duele como duele la caída de Madame Bovary, tan ilusa ella en un mundo tan cruel. Gracias.
Abrazos, viajera.
tu poema es muy visual, me parece verla con la cara sonriente, con pasos que saltan… un abrazo rub
Intenté buscar un cuadro que encajara en el ideal del amor de Emma, veo que lo he conseguido, amigo rub!
Abrazos.
Bueno, mujeres como la Bovary no habrías encontrado de haber sido cierta la partida a México. Ni cielos como los normandos, creo. Abrazos, compañera.
Amando, estoy segura de que en Méjico hay muchas Emmas! Pongo mi mano en el fuego azteca que corre por sus venas!
Abrazos, compañero. (Me da reparo llamarte así). Gracias.
M. Bovary no es santo de mi devoción, pero tus versos sí lo son. Fantástica la elección del cuadro.
Como que Mme Bovary no es santo de tu devoción! Tienes que volver a leer la novela, es una obra maestra! 🙂
Un abrazo
Tal vez tendré que hacerlo… No me convenció, me resultó insípida.