Me dejaste en la orilla,
prisionera de tu crisálida.
A medio camino de la luna,
me legaste alas negras
sin referencias ni estrellas.
Me quemé a lo bonzo
sobre mil incandescencias,
pálidos reflejos de tu mirada,
tan viva,
tan chispeante,
cadena perpetua
donde me consumo,
y, donde cada mañana,
resucito.
Hermoso, me hace pensar en mi padre que sigue aquí, pero cada día es mas de allá. Gracias Anne por interpretar a una hija.
Ana Maria, me alegro haberme acercado a ti a través del sentimiento que unen las hija a sus padres.
Un abrazo
Precioso y preciso poema. “Me dejaste en la orilla, a medio camino de la luna, sin referencias ni estrellas”. Creo que estas palabras reflejan el sentimiento de todos los que, de un modo u otro, nos hemos sentido abandonados.
Un abrazo
J
Tienes razón,J, el poema refleja un sentimiento de abandono pero también su superación gracias al amor profesado…esto por lo menos he deseado dar a entender!
Un abrazo y gracias por comentar.
Me has hecho pensar en mi padre, querida Anne, y he llorado. Mi padre aún vive. Un fuerte abrazo.
zambu, no me digas eso! Mi deseo no era hacer llorar sino enternecerse sobre la figura del padre, quien a pesar de sus errores, amamos y pervive en nosotras. Aprovecha el tuyo mientras vive.
Un fuerte abrazo
Las lágrimas eran necesarias, Anne. Tranquila.
Entonces, todo bien.
Preciosas palabras, llenas de mucho sentimiento.
Perdí a mi padre siendo muy joven y en la actualidad estoy cuidando a mi madre y de un tiempo a esta parte, pienso que debería disfrutar más de ella.
Un fuerza abrazo
Cristina
Yo también perdí a mi padre joven, eso nos une.Está bien cuidar a tu madre, querida Cristina, y disfrutar de ella lo más posible. Gracias.
Otro fuerte abrazo para ti,
Anne
Anne
apesar de o pai ser o farol que se apagou, ele continua a ser a casa onde sempre voltas porque ” cada mañana ressuscito”
Um abraço amigo
Así es, xico, así es. Agradezco tu comentario y tu amistad de corazón.
Un fuerte abrazo