Alexander Rodchenko.
¡Esta no soy yo!
le chillas al espejo.
Soy otra otra otra
eco eco eco
muy adentro
tan adentro, tan oscuro
que sientes miedo.
Pero allí estás, erguida,
sobre la cuneta de tus venas
haciéndote auto-stop:
rostro jugoso
boca de loba,
deseo a flor de piel,
¡Y el brillo de tus dientes!
¡Y él de tus ojos!
¡Esa eres tú!
¡Te habías olvidado!
¡Mosquetera de ti misma!
¡Caray! ¡ De ti misma!
Esbozas una sonrisa,
de oreja a oreja,
y hambrienta de ti misma,
asciendes a ti misma,
embriagada de ti misma,
despeinada de ti misma,
loca de ti misma,
no coges el ascensor
sino que bajas las escaleras,
de dos en dos, corriendo,
dispuesta a comerte
¡La calle, el mundo,
lo que se te antoje!
Tú misma.
A veces también desconozco a esa mujer cansada que ahora veo en el espejo. Y me pregunto por esa otra que está en las fotos viejas y en mi alma. Cada vez más y más lejos, una de otra y sin embargo ambas, todas, adentro. La foto es preciosa, llena de fuerza, así como lo que cargan las palabras. Un abrazo Anne.
Ana Maria, a mí me pasa lo mismo.Capas y capas de estratos,sedimentos que a veces nos alejan del yo primigenio o de nuestros sueños, capas y sedimentos que sin embargo nos configuran. La foto es una maravilla. Energía pura.
Un abrazo, ¡No!¡Mil!
Otredad, ser la que no soy, la que esta allá, o más allá, o mas dentro, la que vive en mi y que exige mirarme a través del espejo, para mirar ella el mundo. Excelente amada amiga. Besos y flores. Rub
Complicado saber quien es una (uno) de verdad. Quizá dependa de los momentos, de las remembranzas de la adolescencia cuando, todavía, todo es posible.
Agradezco los besos y las flores, abrazos mil.
Te advierto que en la calle, esperándote, está la otra. Insiste en que eres tú, y recita no sé qué poema sobre un espejo. Tú misma…
Abrazos, siempre
Armando, he sido una pésima compañera bloguera. No tengo excusas. Espero encontrarme con la otra y que sea un poco más formal.
Abrazos, siempre. Aunque atrasados.
No importa como te veas , importa que te gustes.
Últimamente no me gustaba nada! Gracias por comentar. Siento el demoro de la respuesta.
Me acuerdo un tiempo cuando, en la adolescencia, uno ensayaba casi cada día nuevas personalidades y nuevas vidas como el que busca unos zapatos que se ajusten. Con el tiempo, es uno el que se va ajustando a la vida y lo que ve en el espejo son las marcas que esos zapatos le dejan, en especial si no los escojió bien…
Me gusta mucho como escribes 🙂
Un saludo
Tiene toda la razón, Miguel. Pero como soy soñadora me escapo a menudo de la horma de mi zapato bajo amenaza de asfixia! Muchas gracias por comentar mi post. Siento mucho la tardanza en la contestación pero he tenido mi blog en el más absoluto de los abandonos.
Un atento saludo.