Diagnóstico: Infarto

 

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Perro muerto. Antonio López

Ruby observaba como las agujas de los tres despertadores de hojalata, colocados  encima del pecho flácido de la vieja,  iban avanzando a destiempo con extrema lentitud. Faltaba poco para que su hermana la relevara. Turnos de cuatro horas cronometrados al segundo. Al tener los oídos obstruídos por tapones de silicona, Ruby no podía apreciar el tic tac de las agujas  ni el ruido estridente de las alarmas falseando el tiempo. Del estruendo de las obras de la calle Serrano, entrando a raudales por las ventanas discretamente entreabiertas, solo apreciaba el efecto. El polvo. Opacaba los muebles de caoba, rellenaba de cemento las arrugas de la máscara enjoyada depositada sobre la almohada.  Tótem, con ojos de sapo, envuelto en sabanas de hilo.  Cuencas negras devorando la cara macilenta emergiendo del camisón de encajes. Encañonados.  Bendita televisión. Torturas psicológicas explicadas al dedillo. Mal llevadas en Guantánamo por falta de personal.  Exquisitamente planeadas en pleno barrio de Salamanca por dos hermanas medio analfabetas, huyendo de un padre violento, pero muy disciplinadas. De eso se había encargado la señora durante veinte años. Con mano dura. La letra con sangre entra. Nada nuevo.  Entre el menú de torturas las dos hermanas habían elegido uno: la falta de sueño. Absoluta. Los ojos abiertos veinticuatro horas sobre veinticuatro. Ni un segundo de descanso. Afables torturadores con cofia sirviendo desayuno, comida y cena en bandeja de plata. Caprichitos culinarios engullidos a la fuerza, nada de desnutrición, con la tele puesta a toda potencia saturando los auriculares día y noche. Al principio una mirada furiosa, una mueca autoritaria habían deformado aun más la cara absurda de la ventrílocua despedida de golpe y porrazo. Deliciosa sensación, la de depositar, con guantes blancos, alguna que otra cucaracha sobre los brazos fofos de la solterona déspota. Atención de la cocinera. Caparazones relucientes bajo luces perpetuamente encendidas, recreándose entre pelos erizados, olfateando el olor agrio de la vejez filtrada por los poros, anidando en la nuca bajo el pelo ralo, pegado por el sudor. Cuerpo sin familia. Fortuna destinada a la iglesia y a  dos mendas, servidoras, no faltaría más. Testamento redactado ante notario cinco años atrás después de una hemiplejia. Las hermanas, eufóricas, haciendo planes de futuro a pie de playa viviendo como reinonas. La señora mientras tanto, encerrada en casa, tirano doméstico con pulso a prueba de bombas, paseándolas, pasillo arriba, pasillo abajo, como caniches con correa tirante. Las sirvientas, estranguladas por pinchos de oro macizo, teniendo que acompasar sus pasos todavía elásticos, al chirriar exasperante de la silla de ruedas.

 Sonó la alarma del primer despertador. Los ojos abiertos de la vieja no parpadearon. Ruby tomó el pulso. Latía irregular y prácticamente imperceptible. Dio un brinco de alegría. Lo estaban consiguiendo. Salió del dormitorio para avisar a su hermana. Tenían que asear a la moribunda. Dejar el dormitorio impoluto. Eran las diez de la mañana, con un poco de suerte la señora moriría a la hora de la siesta. De un infarto.

10 comentarios en “Diagnóstico: Infarto

  1. ¿De verdad quieres pringarse de novela negra? ¿Estás completamente segura?
    Mickey Spillane, el investigador privado Mike Hammer es su personaje más conocido.
    Erle Stanley Gardner, creador de Perry Mason. Leslie Charteris, Roger Moore: EL Santo. Ian Fleming, 007, Graham Greene, Edgar Wallace. Truman Capote,etc. no era ese mi mensaje con la novela de la japonesa, sino la facilidad con que construyó una novela de suspense y misterio sin perder la identidad oriental/personal. Experimentada escritora, sin usar florituras ni trucos de guionista de cortos. ¿Sabes que el tipo de los Pilares de la Tierra escribe con el Excel?
    ¿No te está gustando el libro?
    Para mí James Ellroy hace años que vive del escaparate, de esta norteamerica que sólo el puede percibir porque escribió un par de éxitos ya se cree digno sucesor de gente como Raymond Chandler, con el aura de maldito, vampiro yanquie de la depresión. Forrado por los guiones que el llama novelas. Un millonario yanqui camuflado de escritor maldito, ese es su mejor guión. Entrando en el sueño americano, pero por la puerta trasera, sino la reputación….
    Es una opinión de, seguro, Minoría Absoluta

    • Eduard, me gusta la novela de Kirino. Es muy entretenida y, como tú muy bien dices, la autora sabe preservar su identidad japonesa, hecho nada desdeñable. En cuanto a James Ellroy, sigo pensando que tiene unos pasajes impactantes. Al igual que a ti, me gusta Conrad, Grahan Green, Edgar Wallace, Truman Capote y, como buena francesa, Simenon.
      Joseph

  2. Me ha gustado, mucho.
    Que uno explore ciertas parcelas literarias no quiere decir que se consagre a una. Simplemente explora. No creo en el encasillamiento.
    Respecto de la gente que vive esperando, sobre todo esperando dinero de otros, son perversos y viles.
    Me va a picar el gusanillo de la historia negra, y eso que quería escribir algo optimista, para variar…

    • ¡Fanou, mira que casualidad, a mi también me apetece escribir algo divertido!

  3. Me confieso, reconozco que es muy bueno, pero no puedo tragarlo. Vi una entrevista y leí un par de reportajes. No me gusta él, lo que dice representar, buscando convertirse en un icono con gorra y anteojos a lo Lennon.
    Bueno, nosotros tenemos a Ramoncín o a Loquillo que están de vuelta del infierno que sobrevivieron en el lado oscuro de la vida.
    No creas que no me he percatado que dejaste comentarios en los capítulos de Malas Cartas. Estás en todo, lo sé.

    Boris Vian

    • Estoy en todo con la gente que me cae bien. A los otros ni agua. Boris Vian me apasiona. Tanto su obra como su vida.
      Lou

  4. Tst, tst, no me gusta nada el blog sin su cara a la derecha, y aún más cuando le he dejado un mensaje público para que la conozcan hasta en Japón.

    El mateix de sempre
    Adeu

    • Eduard, me hablas en morse y no me entero. Y eso que estoy a punto de ahogarme en un texto absurdo y necesito ayuda de inmediato.
      Una naufraga

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