Después de haberse aburrido horas y horas recorriendo en coche autopistas tan rápidas como insípidas, Ana A ha llegado a Baden Baden.
¿Baden Baden? No, Yalta. Chejov y ” La señora del perrito” se pasean allí, misma atmósfera, mismo tempo. Ana A está feliz, está viviendo el cuento. Mejor aún, es la señora del perrito. En su diario ha escrito un pequeño poema para recordar el momento.
Un hombre lee atento y solo
un cuento de Chejov.
Bajo cielo de estaño
señora rubia con boina
pasea perrito de Pomerania.
Flores de magnolio
caen en espiral
sobre el libro abierto.
El lector levanta la vista.
Silencio blanco…
Está en Yalta,
se llama Dmitri Dmitrich Gurov,
ella Ana Serbeyevna.
El mar contra el malecón
rompe silencios
de moléculas en movimiento.
Tchin Tchin desde Baden Baden.
Los silencios que hablan, las flores blancas de un diario…
Es encantador este gran médico y escritor ruso una lastima que se haya muerto tan joven. Un gran homenaje a este maestro ruso que revolucionó al cuento y al teatro un beso Rub
rub, tienes que sentirte muy identificado con él. Un médico conoce todas las vicisitudes del ser humano, así que si sabe manejar la pluma se convierte en fino escritor.
Un abrazo, doc.
Precioso el pequeño poema, Anne.
Gracias zambu.
Un abrazo.