Fotografía Antonio Merini.
Habitar mi destino,
piel y venas al viento,
(sin imposición alguna
de terrestre abstinencia)
oír el pulso del mundo
el oído pegado
al la tela de indiana
donde tu mano descansó,
apresando la mía,
alisando mis miedos,
tú, que desapareces
cuando despunta el alba
detrás de los espejos
cóncavos de mi mente.
Mi querida amiga,
Me alegra volver a disfrutar de tus preciosos pasajes y paisajes intimistas.
Un abrazo
J
Hola!
“Era un frío tan seco y tan profundo,
El que tus pies dejaron en la alfombra,
Que nada tuvo ya, nunca, su nombre…”
Un preciosa poesía, Antonio! El destino es, a veces, azaroso…siento contestar tan tarde. Un abrazo
Lo vuelvo a leer y las palabras vuelven a iluminar los espejos cóncavos de mi mente. Da gusto siempre. Un abrazo Anne.
Gracias, Ana…te responde mi eco desde la lejanía del tiempo que pasa.
Un abrazo
Bello poema querida amiga, Tú, que desapareces
cuando despunta el alba
detrás de los espejos
cóncavos de mi mente.
Esto me parece hermoso, dejar de sentir cuando el alba descorre las cortinas… besos y flores para ti.
Muy bonito poema, rub. Te lo agradezco de corazón y siento desaparecer de esa manera. No tengo excusas. Un abrazo y gracias de nuevo.
Mis brazos estan siempre abiertos amada amiga. te queremos.
Mil gracias, doc!